QUICHE DE BACALAO Y PUERROS







Mi pasión por las tartas saladas no tiene límite, se pueden hacer servir como aperitivo o plato principal, son muy versátiles y aceptan tantas variedades como imaginación le podáis poner, sea en versión dulce o salada.

Hoy os quiero dedicar una Quiche con masa quebrada totalmente casera, si si, con masa casera incluida. No tiene nada que ver con las del supermercado aunque sean las de pasta fresca, probad y veréis lo fácil que es de hacer, la podéis preparar el día anterior y conservarla en la nevera hasta la hora de hacerla, entonces será cuestión de sacar la masa, estirarla con el rodillo, forrar el molde y hornear 10 minutos previamente antes de rellenarla con lo que más os guste (en este caso con bacalao) veréis el éxito que tenéis en casa, además de ser muy sencilla de elaborar y deliciosa.

El tipo de molde puede ser redondo o rectangular. Yo me he decantado por la segunda opción y en cuanto a marcas yo he usado la de "Kitchen Craft Master Class" que lo he encontrado en Amazon. El material es bueno, resistente y ajustado de precio, pero si optáis por cualquier otra marca os recomiendo que tenga la base desmontable porque será mucho más práctico (aunque no indispensable).
El molde que veréis en la foto es de 36 x 13 cm. Para acceder a la página haz clic AQUÍ.
Vamos a por la receta sin más rodeos!!!


INGREDIENTES (PARA DOS MOLDES DE TARTA RECTANGULAR)

Para la Masa Quebrada:
220 gr. de mantequilla sin sal.
390 gr. de harina normal.
1 cucharadita de sal.
50 ml. de agua bien fría.

Para el relleno:
200 gr. de cebolla cortada en juliana.
300 gr. de puerro cortado en rodajas finas.
2 dientes grandes de ajo.
400 gr. de bacalao desalado y desmigado.
80 ml. de vino blanco.
Aceite de oliva.
1 nuez de mantequilla.
Sal y pimienta.
3 huevos "L".
200 ml. de nata de cocinar (15-18 % MG)

PREPARACIÓN

Comenzamos desalando el bacalao, aconsejo que sean trozos de lomo ya que cuanto mejor sea la calidad, más buena saldrá nuestra tarta. Los tendremos unas 48 horas en agua cambiándola dos o tres veces al día y manteniendolos en la nevera, seguidamente desmigamos el bacalao asegurándonos que no tengan ninguna espina y reservamos. Otra opción es comprar el bacalao desalado en algún lugar de confianza y comprobar que el punto de sal es el adecuado.

Vamos a elaborar la masa quebrada, que podréis comprobar lo sencilla que es. En un bol grande tamizamos la harina y añadimos el azúcar y la sal, seguidamente rallamos la mantequilla bien fría con un rallador de agujero grande y una vez rallada comenzaremos a mezclar los ingredientes con las manos hasta conseguir una textura como de migas, pero que no queden grumos grandes, tardaremos unos minutos. Una vez obtenido este punto vamos añadiendo el agua fría con una mano y amasando con la otra. Con paciencia iremos integrando bien el agua a la masa hasta obtener una bola lisa y fina. Daremos la forma redonda a la masa si la vamos a hornear en un molde redondo, pero si va a ser en uno rectangular le daremos forma cilíndrica. Envolvemos la masa en un film transparente y lo dejaremos un par de horas en la nevera antes de utilizar o bien lo dejamos toda la noche si la vamos a utilizar al día siguiente.

Precalentamos el horno a 180º arriba y abajo.
En una sarten o cazuela ponemos el aceite y la nuez de mantequilla y rehogamos la cebolla y el puerro a fuego medio durante unos  10 o 12 minutos. Añadimos el ajo y pasados un par de minutos más vertemos el vino subiendo el fuego para que se evapore el alcohol. A continuación añadimos el bacalao desmigado y rehogamos hasta que veamos que está hecho.
Salpimentamos y reservamos fuera del fuego.

En un bol aparte batimos los huevos y añadimos la nata, una pizca de sal y pimienta.
Sacamos la masa de la nevera y la cortamos en dos (ya que es la medida para dos moldes) la pondremos sobre un papel de horno y cubrimos con otro papel y con la ayuda de un rodillo estiramos la masa apretando suavemente hasta dejarla de un grosor de medio centímetro aprox. (no ha de ser gruesa pero tampoco demasiado fina, ya que ha de soportar el peso del relleno y sobretodo no romperse a la hora de manipular en el molde).
Si la masa la utilizamos al día siguiente, la sacaremos unos 15 minutos antes de estirar para que no esté excesivamente fría.

Una vez estirada la masa la enrollamos sobre el rodillo y trasladamos hasta el molde, entonces desenrollamos sobre él y vamos colocando la masa, apretando suavemente sobre el fondo y las paredes. Recortamos los bordes de masa sobrante con un cuchillo o pasando simplemente el rodillo por encima del molde y quedará seccionada.
Importante no engrasar el molde en ningún caso, ya que la masa lleva mantequilla suficiente como para no engancharse.
Pinchamos con un tenedor la masa y cubrimos con papel de aluminio fondo y paredes presionando para darle la forma del molde. Colocamos sobre el papel de aluminio una capa de garbanzos secos para que hagan de peso y evitar que suba la masa y horneamos de 10 a 12 minutos o hasta que veamos la masa seca.

Con la otra mitad de la masa haríamos exactamente lo mismo, estirar con el rodillo, hornear con el peso y una vez fuera del horno quitamos el papel con los garbanzos y reservamos.
En caso de querer solamente una Quiche podéis estirar un trozo de masa y reservar la otra parte de ella con un film transparente en el congelador para otro día, entonces si que os recomiendo hacer solo la mitad del relleno en este caso.

Rellenamos la tarta con el sofrito de bacalao y puerro repartiendo muy bien los ingredientes y evitando añadir el jugo que haya podido quedar en la sarten. Seguidamente vertemos la mezcla de huevos y nata colocando la mezcla de forma homogénea para que quede bien repartido.
Horneamos durante 25-30 minutos o hasta que veamos que el relleno está bien cuajado y algo doradito (sin excedernos).
Sacamos del horno y dejamos reposar unos minutos antes de servir en la mesa. Si el molde es desmontable lo podemos sacar con cuidado con la ayuda de una espátula adecuada en una bandeja y ya estará nuestra deliciosa y suculenta Quiche de Bacalao con Puerros.

Espero que os guste y que seáis los reyes y reinas de casa para vuestros comensales, seguro que los conquistareis.
Buen provecho!!!!











































CREMA DE CALABACÍN Y GUISANTES






De nuevo aquí con otra de mis cremas, este otoño me ha dado por ellas más que nunca...pero que puedo decir, son ricas, nutritivas, sencillas y se agradecen mucho con el frío.
El clásico calabacín del cual poco os puedo contar que no sepáis ya, es muy versátil y para muestra un botón, agradecido por la multitud de variantes que acepta, tanto en cremas, sofritos, salsas, quiches, etc...
Pues una de sus posibilidades os la dejo aquí, que seguro que todos los de casa agradecerán, la podéis consumir recién hecha o de un día para otro si es que no ha volado en un solo día.
Sin más preámbulos empezamos a hacer esta deliciosa cremita con guisantes, he de decir que me ha inspirado una bloguera a la cual sigo desde hace tiempo (Su) y en honor a ella he decidido hacer la receta de hoy...vamos allá!!!



INGREDIENTES

1 kg. de calabacines.
250 gr. de guisantes congelados (en plena temporada podemos hacerlo con frescos que están mucho más buenos).
1 puerro.
1/2 cebolla grande.
1 zanahoria mediana.
1 patata.
6 cucharadas de aceite de oliva.
Sal.
Agua o caldo de verduras.

Para decorar

Berberechos al natural.
Picatostes.
Aceite.


PREPARACIÓN

Lavamos y pelamos las verduras a excepción de los calabacines, los troceamos en daditos medianos y reservamos.
En una olla ponemos el aceite a calentar e iremos añadiendo las verduras por turnos para rehogarlas. Comenzaremos con el puerro y la zanahoria, daremos unas vueltas durante un par de minutos con la cuchara de  madera y añadimos la patata, los calabacines y la cebolla, siguiendo el mismo proceso anterior, rehogamos bien durante un par de minutos a fuego medio con cuidado que no se quemen. Por último echaremos los guisantes congelados, que no será necesario descongelarlos, sazonamos y daremos unas vueltas más.

Llegado este momento añadimos el agua o caldo de verduras (que tengamos guardado en la nevera o congelador) con mucho cuidado de no superar el nivel de los ingredientes de la olla, es más acertado que quede un centímetro aprox. por debajo ya que el calabacín tiene mucha agua y quedaría excesivamente caldoso.
De todas formas no os preocupéis, ya que retiraremos un poco de líquido de la cocción antes de triturar y si es necesario añadirlo más tarde lo haremos.
Llevar a ebullición a fuego medio y dejar una media hora más o menos de cocción hasta que estén tiernas todas las verduritas. Comprobaremos si lo están y si fuese necesario dejarlo un poco más pues lo haremos hasta que estén en su punto ideal.

Retirad de fuego y con un cucharón extraemos un poco de caldo y lo reservamos, mejor curarnos en salud como he comentado anteriormente.
Pasaremos la mezcla por el pasapurés para obtener una crema bien fina. También tenéis la opción de hacerlo con la batidora si disponéis de poco tiempo. Pero las dos opciones son válidas.
Probamos y rectificamos de sal si es necesario. En caso de que haya quedado muy espesa, es momento de añadir un poquito de caldo de la cocción reservado hasta dejarla con la densidad justa acorde a nuestro gusto.

Opcionalmente se le puede añadir unas gotitas de limón a la crema para acentuar su sabor, yo por norma no suelo hacerlo ya que me gusta así, tal cual, que está muy rica.
Para decorar tenéis la posibilidad de comprar los berberechos frescos y abrirlos al vapor, habiéndolos dejado previamente en remojo con agua y sal para eliminar la arenilla, o bien podéis recurrir al método práctico y utilizar unos de conserva que sean algo gorditos.
Los insertamos en una brocheta bonita (pueden ser de madera como la que he utilizado o bien hay unas muy cucas de bambú de venta en tiendas de menaje o incluso en la página de Amazon las podéis encontrar).
Freímos unos daditos de pan hasta dorarlos bien y los escurrimos en una servilleta de papel para eliminar el exceso de aceite y reservamos. También tenéis aquí la opción de comprarlos en bolsitas en el super y será un paso menos en caso de poco tiempo.

Montaremos el plato o bien un bol adecuado con la crema y seguidamente decoramos con unas gotitas de aceite de oliva por encima, añadimos los picatostes y por último las brochetas de berberechos.
Comprobareis que es un plato muy sencillo de realizar y muy gratificante en la mesa.
Espero que os guste y sobretodo a vuestros comensales.

Buen provecho!!!!

































CREMA DE CALABAZA CON ESPECIAS Y PARMESANO



Nos encontramos en plena época de calabazas, setas, castañas y de otros muchos productos de temporada otoñal. Hoy os traigo una rica crema de calabaza pero con un matiz de especias, aportándole un toque de distinción de todas aquellas que hayáis podido probar hasta ahora.


La receta es de lo más sencillo de preparar, es super ligera y casi no tiene grasas ya que no se utiliza nata (tan solo un poquito de queso parmesano, pero siempre es opcional). 
Es más, si tienes que reducir calorías puedes incluso suprimir el paso de rehogar las verduras para hacer una crema de calabaza light a más no poder. ¿Te animas? Pues a la cocina que está muy rica!!!



INGREDIENTES

1 kg. de calabaza pelada.
1 puerro (100 gr.)
1 zanahoria (100 gr.)
1 patata grande (200 gr.)
1 cebolla (150 gr.).
2 dientes de ajo grandes.
1/2 litro de caldo de pollo o vegetal.
Aceite.
1 cucharada de miel.
1 cucharada de jengibre fresco (o en su defecto 1/2 cucharadita de jengibre en polvo).
1/4 de cucharadita de nuez moscada en polvo.
1/2 cucharadita de comino molido.
1/2 cucharadita de canela molida.
1/2 cucharadita de pimienta molida.
Parmesano rallado.
Sal.


PREPARACIÓN

En una cazuela amplia ponemos un generoso chorro de aceite de oliva que suelen ser entre 3 o 4 cucharadas. Calentamos el aceite y en él rehogamos las verduras troceadas en daditos pequeños, pero sin excedernos, no es necesario y el jengibre solo si es fresco (si usamos el molido, lo haremos más tarde) le daremos unas vueltas con la cuchara de palo de vez en cuando hasta que las veamos un poco blanditas, más o menos unos 10 minutos.

Es momento de añadir las especias, rehogando nuevamente durante un minuto aprox. Cubrimos con el caldo y dejamos hervir a fuego medio hasta que estén totalmente tiernas.
Le añadimos la miel y mezclamos bien con la cuchara de palo hasta que quede bien integrada, cosa que resultará fácil, ya que con el calor la miel se diluirá rápidamente. Con sumo cuidado trituramos con la batidora, podemos hacerlo en la misma cazuela o en un bol aparte, eso si, con mucho cuidado ya que estará muy caliente y hemos de evitar accidentes por quemaduras.

Una vez la crema está triturada y bien fina es momento de probar y rectificar de sal o de especias si consideramos que alguna de ellas ha de destacar un poquito más, es un toque muy personal y cada cual lo ha de adecuar a su paladar o al de sus comensales.

Por último solo nos queda servir en los platos y darle el toque estrella, que es opcional, el del parmesano rallado. A mi me encanta este queso, pero he de decir que su sabor es tan intenso que puede resaltar un poquito por encima del sabor de la crema y sus especias, así que mi consejo es que seáis prudentes y pongáis poquito, o bien un día podéis probar con parmesano y otro día sin él, así podréis decidir cual es vuestra opción preferida.
En el caso de personas con dietas adelgazantes, suprimid el queso y desde luego que disfrutareis del sabor de la crema tal cual, que es por si sola ya es de 10!!!!

Espero que os haya gustado esta receta y disfrutéis de ella, muy pronto os traeré nuevas cremas para que podáis variar tanto como imaginar, ya que el invierno es largo y ni tan siquiera acaba de empezar.

Buen Provecho!!!