ROSCÓN DE REYES




Quien tiene la receta de roscón preparada? ya habéis probado a hacerla y os ha conquistado? pues si no es así, hoy os traigo esta receta de roscón que es muy aromática, tiene mucho sabor y es muy esponjoso.
Otra ventaja es que se hace en un espacio de tiempo muy rápido ya que no necesitas hacer un prefermento ni estar días dándolo todo, tan solo en una mañana lo tendremos listo. Lo más entretenido además de las dos horas y media de reposo en total, es el amasado, que conviene que sea a conciencia y de esta forma obtendremos un roscón con una buena miga.


Esta receta es para un roscón de reyes mediano pero que da para 6/7 raciones, si queréis hacer dos piezas solo tenéis que doblar las cantidades.

Lo podemos elaborar en una amasadora o batidora con accesorio de gancho, o bien a mano si no disponeis de ninguna.


INGREDIENTES 

500 gr. de harina de fuerza
200 gr. de leche entera
100 gr. de azúcar
60 gr. de huevo
120 gr. de mantequilla fría
18 gr. de levadura seca de panadero (no levadura fresca)
10 gr. de sal
12 gr. agua de azahar o 20 gr. de ron
Ralladura de un limón 
Ralladura de una naranja 
Frutas escarchadas para decorar
Almendras laminadas (opcional)
Un huevo para pintar el roscón


PREPARACIÓN

En un cuenco amplio juntamos la harina, la sal, el azúcar, la levadura y las ralladuras de limón y de naranja.
Empezamos a amasar suavemente y cuando los ingredientes empiecen a integrarse comenzaremos a añadir los líquidos, primero será el agua de azahar (o ron) el huevo y después la leche en forma de hilillo.
Una vez incorporados estos dos ingredientes se amasará unos 10 minutos si lo hacemos con amasadora y si es al estilo tradicional, será un poquito más, unos 15 o 20 minutos aproximadamente para que pueda desarrollarse bien el gluten.

Cuando han pasado los 10-15 minutos de amasado y podamos ver que la  masa se despega de las paredes del cuenco, incorporaremos la mantequilla cortada en daditos pequeños, sobretodo ha de estar muy fría, acabada de sacar de la nevera. Tendremos que continuar el amasado hasta que la masa haya absorbido toda la mantequilla y se vuelva muy elástica, fina y lisa.
Hemos de tener en cuenta que este amasado es lento, así que tendremos que ponerle bastante cariño y paciencia durante unos 20 minutos tranquilamente. El amasado a mano es importante, así que si vuestra opción es la amasadora, aconsejo que los últimos 10 minutos sean a mano ya que de esta forma la masa va incorporando aire y coge mejor forma.
Para saber si nuestra masa está lista, cogemos un trozo, la estiramos con las manos y si forma como una sábana casi transparente, entonces estará lista y en su punto.
Formaremos una bola con la masa y la dejamos reposar 1 hora en lugar cálido sin corrientes de aire.

Pasado este tiempo empezamos a darle forma a nuestro roscón y lo colocaremos en la bandeja de horno en la que previamente habremos puesto un papel sulfurizado.
Cogemos nuestra masa y con los dedos haremos un agujero en el centro e iremos agrandando el diámetro de este agujerito poco a poco con las manos hasta dejar proporcionado todo el roscón.
(Si dudamos en que se cierre el agujero a la hora de subir la masa, podemos colocar en el centro un aro de emplatar aceitado. Este diámetro ha de ser acorde con la dimensión del roscón) aunque yo nunca le pongo aro ya que queda más bonito una vez finalizado el horneado.

(En el caso de que lo empeceis a preparar el día de antes para avanzar tiempo, es ahora cuando lo teneis que envolver bien en film transparente y meterlo en la nevera pero sin apretarlo mucho, ya que hay que darle espacio para el levado.
Al día siguiente los sacamos y dejamos atemperar bien y seguiriamos con el proceso pero necesitará algo más de 2 horas de tiempo de levado para que esté en su punto más optimo.
Ha de subir almenos el doble de su volumen inicial)

Taparemos la masa con film transparente (dejando espacio para que pueda subir) y dejaremos reposar unas 2 horas en un lugar cálido y fuera de corrientes de aire.
Podemos aprovechar si estamos cocinando y acercarlo a la cocina para que reciba calor, eso sí, repito, sin corrientes de aire y siempre que no supere los 30 grados.

Una vez ha transcurrido este tiempo precalentamos el horno a 180º, pintamos el roscón con huevo batido, lo adornamos con las frutas escarchadas a nuestro gusto y las almendras laminadas (a mi personalmente me gusta solo con frutas escarchadas). Otra forma de decorarlo es poniendole azúcar escarchado antes de hornear como he hecho yo (tan solo es poner en una taza 3 cucharadas de azúcar con unas gotas de agua, mezclar y ha de quedar una textura arenosa pero más bien seca, por eso es importante añadirle el agua en gotitas).
Colocamos el roscón en el horno a media altura con calor arriba y abajo. Horneamos unos 20/22 minutos aproximadamente  aunque ya sabéis que cada horno es un mundo, así que cuando comience a estar doradito, lo sacaremos y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Hay que tener en cuenta que hornear demasiado un roscón puede tener la consecuencia de que nos quede demasiado duro y seco.
Una vez frío lo espolvoreamos con azúcar glas (si no lo habéis horneado previamente con azúcar escarchado).
También podeis optar por rellenarlo, las posibilidades son diversas como por ejemplo nata, trufa, crema, mazapán...yo la verdad que lo prefiero solo, para poder saborear bien el aroma de los cítricos y del agua de azahar, pero bueno, podemos ir probando cada año una forma distinta.

Si queréis hacer vuestro roscón de reyes con tiempo de antelación, podéis congelarlo una vez horneado e incluso relleno de nata o con lo que optéis. Eso sí, bien envuelto en film transparente y como máximo 90 días. Cuando lo queráis consumir, solo será sacarlo del congelador y dejarlo a temperatura ambiente hasta que se descongele, el resultado es excepcional.

Bueno, aquí os he dejado una receta muy sencilla de realizar y relativamente poquito tiempo de inversión ya que otras recetas que he probado doblan y triplican el tiempo de proceso, aunque el resultado es bueno, este es superior!!!
Esta receta es de la escuela de cocina Hoffman, así que como podréis comprobar si lo hacéis, este es un bocadito de los dioses con un éxito asegurado...Feliz día de Reyes!!!

Buen provecho!!!!



















ZARZUELA DE PESCADO Y MARISCO



Ya habéis pensado que cocinar para este fin de año o en Reyes?? hoy os traigo una receta digna de un día de celebración y como ahora estamos en Navidad, es muy apropiada. También la podemos hacer en otro momento a lo largo del año, pero ahora es cuando más nos animamos a ponernos manos a la obra con alguna cosita más entretenida.

He de decir que no es una receta complicada pero si algo entretenida, pero puedo garantizar que vuestros seres más queridos os querrán muchísimo más y hasta los Reyes Magos puede que os traigan mejores regalos!!!
Pues aquí os dejo esta delicia tradicional pero muy bien recibida en todos los hogares.

Esta receta está pensada para 6 comensales (o 4 si son de buena ración).

INGREDIENTES

6 rodajas de merluza rosada.
6 rodajas de rape.
6 cigalas o gambones.
18 mejillones grandes.
24 almejas.
6 calamares frescos.
3 sepias.
2 cebollas.
4 tomates maduros.
Caldo de pescado (solamente lo haremos servir si quedase un poquito seca la zarzuela al final de la preparación).
100 ml. vino blanco.
Un chorro de vermut rojo.
Aceite de oliva.
Sal
Pimienta negra.
Ajo.
Laurel.
Harina para rebozar.

Para la picada

9 almendras tostadas.
2 dientes de ajo.
Perejil.
2 rebanadas de pan frito.


PREPARACIÓN

Comenzaremos limpiando bien el pescado y el marisco y lo reservamos.
Ponemos un cazo al fuego con un poquito de agua y sal y añadiremos los mejillones para que se abran al vapor. Una vez abiertos les quitaremos una valva, colaremos el agua y los reservamos.
Ponemos una sartén al fuego con abundante aceite, salpimentamos el pescado, los calamares y las sepias (estos dos últimos los habremos troceado, en trozos ni muy grandes ni muy pequeños) los rebozamos en harina y freiremos.
Una vez tengamos frito todo el pescado, calamares y sepias lo iremos colocando dentro de una cazuela de barro amplia.
También freiremos ligeramente los gambones y langostinos préviamente rebozados y los reservaremos también.

Picamos bien finita la cebolla (siempre es mejor picarla y no rallarla ya que el sabor es bastante más suave) y la pondremos a freir en una sartén con aceite caliente, a continuación una vez esté pochadita le añadiremos el tomate que habremos rallado préviamente, matizaremos con un poco de azúcar para eliminar la acidez. Se tendrá que sofreir a fuego medio/lento para que el tomate quede bien hecho como si de una mermelada se tratase, hemos de remover de vez en cuando para evitar que se pegue.

En una sartén aparte pondremos un chorrito de aceite y pondremos las almejas para que se abran (también tenemos la opción de hacerlas conjuntamente con los mejillones y nos ahorramos este paso). A medida que se vayan abriendo las iremos colocando en la cazuela de barro sobre el pescado reservado.

Una vez haya reducido bien la salsa le añadiremos el vino, el vermut y la hoja de laurel, lo dejaremos a fuego lento unos cinco minutos para que pierda todo el alcohol y seguidamente lo distribuiremos por toda la cazuela (aquí tenemos la posibilidad de triturar la salsa antes de añadirla a la cazuela para que quede más fina, teniéndo en cuenta de quitar la hoja de laurel primero y la ponemos más tarde).
A continuación colocaremos encima los mejillones, los gambones y los langostinos y el agua de los mejillones reservada, moviendo la cazuela para que la salsa se distribuya bien y si vemos que queda muy seca le podemos añadir un poquito de caldo de pescado (es interesante que quede jugosa) y dejaremos cocer tapado unos cinco o seis minutos a fuego lento moviéndo de vez en cuando la cazuela para que evitar que se pegue el pescado.

Para finalizar nuestro plato estrella haremos una picada con los ajos, las almendras, el perejil y el pan frito. Lo machacaremos todo y añadiremos un poquito más de caldo de pescado para poder diluir la picada y la incorporaremos dentro, dejándolo cocer todo de nuevo unos tres o cuatro minutos más removiendo la cazuela de vez en cuando como anteriormente hemos hecho.
Una vez pasado este tiempo apagaremos el fuego y taparemos nuestra cazuela para que mantenga el calor y acabe de cocer.
En el caso de que se nos haya ido la mano con el caldo podemos añadir una cucharadita colmada de maizena diluída en un poquito de caldo de la cazuela, la añadiremos y mezclaremos bien dejándolo que espese un poquito, cociendo de forma suave unos tres o cuatro minutos.

Es importante dejar reposar un buen rato antes de servirlo o bien se puede hacer de un día para otro, ya que el sabor se intensifica y la salsa tendrá más cuerpo.
Para calentarlo lo haremos dentro del horno con la tapa puesta, de esta forma evitaremos que se nos pegue en el fondo y que el resto quede frío.

Espero que os haya gustado y como siempre os animo a realizar esta rica receta, porque segurísimo que el día que la hagáis, seréis los reyes de vuestra casa...


















CANELONES DE CARNE RUSTIDA



Hoy os traigo una receta tradicional y muy sabrosa, canelones de carne rustida como siempre han hecho nuestras antepasadas en casa. Muy típicos en Navidad y de algunos domingos también...recuerdo esa bechamel fina y suave que hacía mi madre tanto para canelones como para croquetas...uuummm mi hermana y yo nos la comíamos a cucharadas!!! Que rica estaba, como todo lo que hacen las madres.
Pues bien, hoy en honor a todas nuestras queridas y maravillosas mamis haremos esta receta, recuerdo de nuestra más tierna infancia.

Los ingredientes que vamos a utilizar son para 40 canelones aprox.

INGREDIENTES

40 placas de canelones.
1/2 kilo de carne de ternera para estofar.
2 cuartos traseros de pollo.
2 costillas de cerdo de buen tamaño.
2 carrilleras grandes de cerdo.
4 tomates maduros.
3 cebollas grandes (1 para la bechamel).
1 puerro grande.
1 vaso de vino tinto o rosado (200ml.)
2 hojas de laurel.
Nuez moscada.
Pimienta molida.
2 palitos de canela.
4 dientes de ajo.
Aceite de oliva.
Sal.

Para la bechamel:
1,5 litros de leche.
90 gr. de harina de maizena (4 cucharadas soperas colmadas aprox.).
Un trozo generoso de mantequilla (150 gr. aprox.) de mantequilla.
Nuez moscada (opcional).
Queso rallado para gratinar.


PREPARACIÓN

Trocearemos toda la carne, pelar y trocear todas las verduras y reservar.
En una cazuela grande pondremos un buen chorro de aceite de oliva, cuando esté caliente pondremos toda la carne a sofreír. Salpimentar y darle unas vueltas hasta que esté doradita, entonces añadiremos la cebolla, el tomate, el puerro, los ajos y el laurel. De nuevo le daremos unas vueltas, aproximadamente unos cuatro o cinco minutos más y le añadiremos un poquito más de sal.

Pasado este tiempo se añadirá el vino, una cucharadita rasa de nuez moscada y los dos palitos de canela y lo dejaremos sofreír de nuevo cinco minutos.
Transcurrido este tiempo cubriremos la carne completamente con agua y dejaremos cocer a fuego suave una hora aproximadamente. Apartaremos del fuego sin dejar reducir la salsa demasiado, pero asegurándonos que la carne está bien tierna.
Dejaremos templar y entonces deshuesaremos la carne y la trituraremos en una picadora (hay quien la desmiga y la utiliza tal cual, es otra opción a valorar y quedan muy bien) reservando la salsa.
Hay que deshechar los palitos de canela y entonces trituraremos la salsa con las verduras y la mezclaremos con la carne poquito a poco ya que ha de quedar una masa jugosa pero consistente para rellenar los canelones. Si nos sobra salsa se puede guardar y utilizar para algún otro plato.

En una olla con abundante agua hirviendo, añadiremos sal y un buen chorro de aceite. Pondremos las placas de pasta de una en una y removeremos suavemente. Dejaremos cocer unos 10 minutos o el tiempo que marque el fabricante y seguidamente las refrescaremos con agua fría.
Una vez cocidas las placas las pondremos estiradas sobre una superfície lisa o un paño de algodón y procederemos a rellenar los canelones. Los colocaremos en las bandejas y los reservaremos.

Para la bechamel pondremos en una cazuela la mantequilla, una vez fundida añadiremos la harina, la mezclaremos bien y podremos observar que se nos espesa o bien se hace una bola o varias, entonces empezaremos a añadir la leche caliente que habremos hervido previamente con un trozo de cebolla que teníamos reservada. Con una cuchara de palo iremos integrando la leche con la harina, poquito a poco deshaciendo la harina, podremos ver que poquito a poco iremos obteniendo una bechamel cada vez más ligera, seguiremos añadiendo leche hasta obtener la densidad que nos guste. Siempre cocinaremos la bechamel a fuego suave para evitar que se pegue.
Añadiremos sal a nuestro gusto y un trozo más de mantequilla para darle más sabor y suavidad (siempre a gusto personal) entonces sin dejar de mover con la cuchara de palo, coceremos la bechamel unos cinco minutos. Si os ha quedado algún grumo de harina siempre se puede pasar un poco la batidora para afinarla. También se puede poner una pizca de nuez moscada antes de apartar (es opcional).

Cubriremos los canelones con la bechamel y para finalizar los espolvoreamos con queso rallado gratinándolos en el horno hasta dorarlos bien.
Si no queremos cocinarlos inmediatamente se pueden dejar enfriar y guardar en la nevera o bien congelarlos, es de agradecer tener recursos en el congelador cuando llegan visitas inesperadas o bien para el fin de semana.

Bueno, espero que os haya gustado esta receta, es un poquito laboriosa pero nada complicada, recomiendo hacer bastante cantidad y congelar un par de bandejas.
Buen provecho!!!! y hasta la próxima receta...


MANTECADOS CASEROS



El mantecado tiene procedéncia andaluza,  tuvo origen en el siglo XVI por un exceso de manteca y cereales que existió en el sur pero no fue hasta el siglo XIX que se empezaron a comercializar.
Existen diversas variedades de mantecados pero hoy os traigo la receta clásica, empezaremos por la más tradicional que para mi personalmente es la más rica de todas. Os aseguro que invertir el tiempo necesario para hacerlos merece la pena...

INGREDIENTES

250 gr. de harina.
150 gr. de azúcar.
175 gr. de manteca de cerdo ibérica.
2 yemas de huevo.
1 cucharadita rasa de canela.
Semillas de sésamo.


PREPARACIÓN

Batimos la manteca (que tendremos a temperatura ambiente almenos 2 o 3 horas) hasta que quede una textura de crema y brillante. Seguidamente la mezclaremos con el azúcar (yo lo paso primero por el molinillo para dejarlo más fino, no es necesario hacerlo tipo glas pero si es conveniente realizar este paso ya que el resultado es mucho mejor porque no cruje el azúcar al morder el mantecado) y batimos bien los dos ingredientes hasta que estén bien integrados.
Incorporamos la canela y batimos de nuevo unos 3 minutos.

Precalentamos el horno a 100 grados y extendemos la harina en una bandeja adecuada con papel encerado en la base y la introduciremos en el horno, dejaremos que la harina se seque bien sin que llegue a tostarse. Se ha de mover de vez en cuando con una cuchara de madera. Veréis que la harina no cambia de color aunque sí queda suelta y su olor es diferente, como a tostadito pero sin tostar. Este proceso puede durar unos 10 minutos aproximadamente (también se puede hacer en una sartén).
Una vez fría la harina se incorpora a la mezcla de manteca y amasamos bien todos los ingredientes.
Hacemos un volcán, pondremos dentro las yemas de huevo y trabajaremos con las manos hasta conseguir que quede bien homogénea. No será necesario dejar reposar la masa, así que podemos empezar de inmediato a hacer los mantecados.

Ponemos la masa sobre una superfície enharinada y trabajamos con el rodillo, estirándola con mucho cuidado, si la masa se enganchase al rodillo se le puede poner un poco de harina a este y seguiremos estirándola hasta que obtengamos un grosor de un dedo aproximadamente.

Con un cortador de galletas o un vaso cortamos la masa (podéis utilizar cortadores de galletas de diferentes formas). Cogemos los mantecados y los pasaremos por un plato de semillas de sésamo sin tostar solamente por una cara  (yo prefiero pincelar los mantecados con huevo batido como hacía mi abuela o mi madre sin ponerle semillas, tal y como muestro en la foto) y los colocamos sobre la bandeja de horno forrada previamente con papel encerado.

Precalentar el horno a 180 grados, entonces se introduce la bandeja y horneamos entre 15-20 minutos, cada horno es un mundo, así que recomiendo controlarlos a partir de los 10 minutos. Los mantecados tienen tendéncia a agrietarse un poquito, así que cuando esto ocurra quedará poco tiempo para retirarlos de su horneado.
Una vez sacamos la bandeja del horno dejaremos enfriar por completo los mantecados ya que se rompen con muchísima facilidad. Podéis retirar con cuidado la hoja de papel encerado de la bandeja y poner otra con una nueva tanda de mantecados.

Cuando todos los mantecados estén horneados y bien fríos, los retiraremos (con muchísimo cuidado porque continuan siéndo muy frágiles) del papel con una espátula a un recipiente amplio y hermético, así nos durarán bastante tiempo como el primer día, eso si no sois muy golosos porque sino durarán muy poquito.

Como veis los mantecados no son difíciles de hacer y disfrutaréis estas Navidades de unos deliciosos dulces hechos por vosotros mismos, obsequiando así a vuestra familia y amigos con algo inigualable...y eso es una satisfacción que no tiene precio

TURRÓN DE YEMA TOSTADA






Este año me he aventurado con este delicioso turrón de yema, nada que ver con los que se compran de fabricación industrial.
La base del éxito de este turrón es utilizar una buena almendra, necesitamos la de tipo Marcona. Tenemos la opción de comprarlas con piel, pelarlas y triturarlas, otra opción es comprarlas ya peladas y trituradas directamente, siempre irá en función de nuestra disponibilidad. Yo he optado por comprarlas sin pelar y he realizado todo el proceso hasta molerlas, el sabor siempre será más intenso.

En referencia a los moldes, se pueden fabricar con madera fina de manualidades, una sierra apropiada para cortarla y pegamento, yo he utilizado el de marca "Imedio" ya que no deja ni olor ni sabor. Las medidas las podemos tomar de referéncia en cualquier tableta de las comerciales o bien, podemos hacer los moldes con un simple tetrabrick de leche, vacío, limpio y seco, se corta por la mitad longitudinalmente y ya tendremos hecho nuestro molde.

Esta receta es para dos tabletas de turrón, podéis ampliar el número de ellas añadiendo más cantidad de forma proporcional.

INGREDIENTES

500 gr de almendra Marcona cruda molida.
250 gr de azúcar glas
2 vainas de vainilla.
6 yemas de huevo.
80 gr. de agua.

Para decorar:
2 yemas de huevo.
4 cucharadas colmadas de azúcar.

Utensilios:
Papel de hornear.
Molde rectangular de 21cm x 8.5cm aprox.
Soplete de cocina.


PREPARACIÓN

Cortamos el papel de hornear a la medida del fondo del molde que hayamos escogido para reposar el turrón (en caso de no disponer de un molde propio para turrón podemos habilitar una caja de cartón de leche, lavado y bien seco, cortado verticalmente) y lo colocamos en el fondo.

En un recipiente ponemos las yemas de huevo ligeramente batidas (sin que hagan espuma) y reservamos.
En un cazo amplio disponemos el agua con azúcar y lo acercamos al fuego. Cuando lleve unos 5 minutos hirviendo hemos de comprobar que su temperatura es de 115º y en caso de no tener termometro controlamos la mezcla hasta que el almíbar esté un poco espeso.
Lo retiramos del fuego y lo vamos añadiendo sobre las yemas reservadas en forma de hilillo a la vez que removemos sin parar y poco a poco para que las yemas no se cuajen por el calor (por eso es importante añadir el almibar poco a poco).

Cogemos las vainas de vainilla y las abrimos con un cuchillo en toda su longitud. Raspamos con un cuchillo afilado el interior.
Añadimos las semillitas raspadas de la vainilla dentro del recipiente de yemas, también añadimos la almendra molida. Mezclamos todo bien con la ayuda de una espátula de madera o las manos si se hace muy resistente y reservamos.

Repartimos la masa en los dos o tres moldes reservados (en función del grosor que os guste) antes de que se enfríe la masa (ya que será menos moldeable) y le damos forma con las manos, presionando con cuidado para dar forma de tableta.
Seguidamente ponemos otro trozo de papel de hornear sobre el turrón y colocamos un peso encima para presionar (podemos usar un tetrabrick de leche a la medida).

Dejamos reposar el turrón en un lugar fresco o en la nevera 24 horas.
Pasado el tiempo establecido quitamos el peso y lo sacamos de los moldes. Batimos las yemas de huevo reservadas para decorar con el azúcar y la extendemos en la superficie de las tabletas.
Espolvoreamos con azúcar abundante y quemamos con el soplete la superfície y en su defecto si no disponemos de soplete de cocina, lo haremos con un quemador de crema.
Para quien sea muy "devoto" del azúcar tostado puede cubrir las dos caras de la tableta y tostarlas, dando tiempo a que la primera se enfríe bien y poder darle la vuelta. En mi caso solo la hago por una cara ya que así se saborea mucho más el sabor a almendra.

Pues ya tenemos hecho nuestro delicioso turrón de yema tostada. Si no lo vais a consumir en unos días está la opción de envasarlo al vacío, si disponemos de una máquina para ello. Yo dispongo de una y puedo garantizar que se conserva fantásticamente, de lo contrario lo envolveremos en film transparente y procuramos de que no le de el aire, pero es muy importante no dejarlo así demasiados días para que no se endurezca demasiado.

Os animo a todos a realizar esta receta, es muy sencilla, no hay que hacer nada más que mezclar los ingredientes y ponerle paciencia un par de días para obtener el resultado.
Pensad en que podéis regalar turrones a vuestra familia o amigos, es un detallito con el que vais a triunfar.

Espero que os guste, Feliz Navidad a todos/as y Feliz Año!!!