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ROSAS DE HOJALDRE Y MANZANA


                                      


INGREDIENTES

3 o 4 manzanas rojas, dependiendo del tamaño (se aconseja de este color por la estética).
1 lámina de hojaldre (o dos si no se estira la masa) mejor si son láminas rectangulares.
4 cucharadas de azúcar moreno.
1 huevo para pincelar.
1 cucharadita de canela en polvo.
Mantequilla o mermelada de albaricoque.
Azúcar glas para decorar.


PREPARACIÓN

Pela las manzanas y quítales el corazón. Córtalas en dos y éstos a su vez en rodajas finas, y ponlas en un bol o un plato.

Introduce el bol en el microondas y calienta un minuto o más hasta que las manzanas estén blanditas y flexibles sinó se romperan al intentar enrollarlas y darles forma de rosa (pero que se mantengan un poco firmes y no deshechas) el tiempo va a depender de la clase de manzana y grosor del corte.
Reservamos las manzanas en el plato tapadas con film transparente hasta usarlas.
Estira la plancha de hojaldre con el rodillo de forma que quede muy finita (o si te gusta un hojaldre más normal no la estires). Yo prefiero no estirarla y queda perfecta.
Pon en un cuenco el azúcar moreno con la canela y mezcla bien.
                                     
Prepara tu molde untándole un poco de mantequilla con una brocha o bien puedes utilizar spray especial para moldes.
Precalienta el horno a 200ºC mientras continuamos preparando las rosas. Divide el hojaldre en tiras y pincela las tiras con la mantequilla fundida con ayuda de una brocha (o la mermelada si lo prefieres) espolvoreamos con la mezcla de azúcar y canela por encima .

Ahora viene la parte más artística. Coloca las rodajas de manzana a lo largo de las tiras siempre poniendolas un poquito una sobre otra para que no queden huecos (solo un poco en los laterales de contacto entre cada rodaja de manzana)
Hemos de ocupar aprox. la mitad del ancho de la tira a la hora de colocar las manzanas. A continuación, pliega el hojaldre para que recoja las láminas, pincela con huevo batido el hojaldre para que se adhiera bien al montar la rosa y simplemente enrolla desde un extremo, procurando que quede todo muy juntito. Ayúdate de ambas manos.

 
                               

Espolvorea cada rosa por encima con un poco más de azúcar y canela. Ahora coloca tu rosa en el molde y sigue haciendo las demás. Aconsejo espolvorear las rosas antes de introducirlas en los moldes y no una vez colocadas dentro para que el azúcar que caiga dentro del hueco no se pegue al cocer y después sea más dificil poder sacarlas.
                                   

Cuando las tengas todas listas y colocadas, introduce el molde en el horno a una altura media y deja que se cocine durante unos 40 o 45 minutos sin ventilador. Como cada horno es un mundo, procura que no se te quemen. Si ves que están muy doradas pero aún falta tiempo de cocción, pon un papel de plata sobre las rosas (aprox a los 30 minutos) y que continuen el resto del tiempo horneandose.
Una vez hechas, saca el molde del horno y deja que se enfríen unos 5 minutos, desmolda con cuidado y deja enfriar las rosas sobre una rejilla. Colocalas en una bandeja para servir y espolvorear con azúcar glas por encima.

                                                     
                                                 

También puedes servirlas calentitas recién salidas del horno, con el hojaldre muy crujiente y ese delicioso olor a canela, pero también es cierto que frías o incluso al día siguiente están buenísimas.

Variaciones de la receta de rosas de manzana y hojaldre
Si te apetece, puedes aromatizarlas con azúcar avainillada en vez de canela, van a quedar igualmente deliciosas.
Con pera también están riquísimas y con otras variedades de manzana pero en realidad es que dejan de tener ese color rojizo clásico de las rosas; aún así innova y si te apetece espolvorea un poco de cacao en polvo junto con el azúcar y la canela sobre el hojaldre.
Otra opción en ponerles crema pastelera dentro de la masa antes de colocar las manzanas o bien un poco de mermelada de melocotón o fresa...así que adelante!

                                   



PANELLETS DE COCO




De nuevo con otra variedad de panellets para degustar en estas fechas tan señaladas...en la anterior entrada os hice una pequeña introducción de la historia de ellos y no queriendo repetir todo lo argumentado, os propongo a que os deis una vuelta por la publicación de los panellets de piñones y así también podáis valorar hacer unos poquitos de las dos versiones.

Aquí hablaríamos de los mismos orígenes pero añadiendo que en la actualidad se les ha dado una importancia más tradicional y como no, la diversidad de estos e innovación en las mejores cocinas, han echo llegar hasta nuestros paladares sabores muy variados, como por ejemplo los panellets de coco, también están los de chocolate, café, fresa, limón, etc...tantas posibilidades como imaginación le podamos poner en su elaboración.

Yo me decanto por los de coco, ya que me resultan muy finos y me pierdo por su sabor, así que os invito nuevamente a esta experiencia tan gratificante en la cocina, ya que estos panellets se salen fuera de lo normal, no son los típicos de consistencia densa y de coco crujiente por el horneado, que va, todo lo contrario, estos bocaditos son tiernos como podáis imaginar, el coco exterior no va horneado, lo pondremos posterior a su cocinado, manteniendo la frescura, aroma y esponjosidad que le da un toque muy especial...si tenéis curiosidad en como son, podéis probar.

Entráis conmigo en la cocina??



INGREDIENTES

200 gr. de almendra molida.
175 gr. de azúcar blanco (preferiblemente pasado por el molinillo para dejarlo tipo azúcar glas).
125 gr. de boniato asado.
2 yemas de huevo.
1 clara.
Ralladura de 1/2 limón.
50 gr. de coco rallado (para añadir a la masa)
250 gr. coco rallado para rebozar.

Almíbar:
2 cucharadas de azúcar.
2 vasos de agua.

En la cantidad de coco no puedo dar medida exacta, ya que este se añade poco a poco al final de la realización de la masa y se irá probando hasta dejar el punto de sabor deseado. Es muy personal la intensidad de este sabor, por este motivo prefiero que le deis vuestro toque personal.

PREPARACIÓN

Precalentamos el horno a 200ºC y asamos los boniatos con antelación suficiente para que estén fríos y se puedan trabajar. Yo suelo asarlos la noche anterior a realizar los panellets, o bien se pueden hacer a primera hora de la mañana si nos vamos a poner a hacerlos por la tarde, lo importante es que estén fríos para poderlos pelar y hacer un puré con la carne. Reservamos.

En un bol amplio batimos las yemas y la clara de huevo con unas varillas. Seguidamente añadimos el puré de boniato y la ralladura de limón mezclándolo bien, en este caso mejor con una cuchara de palo ya que las fibras del boniato se quedaran enganchadas en las varillas.
Volcar en el bol la almendra molida, el azúcar y seguir mezclando, casi mejor llegado este punto que lo hagamos con la mano porque la masa tendrá una consistencia enganchosa y no trabajaremos bien con la cuchara de madera.

A continuación añadimos un puñado de coco rallado a la masa y continuaremos mezclándolo con las manos, lo probaremos de sabor y si consideramos que su intensidad es baja añadimos un puñadito más de coco y seguimos mezclando. Observaremos que la consistencia se hace más densa y costará de trabajar un poco, pero no os preocupéis, al final quedaran muy tiernos.
Una vez hemos dado el punto de sabor del coco a nuestra masa, tapamos con un film transparente el bol y lo colocamos en la nevera para que enfríe bien la masa.
Aquí también tenemos la opción de preparar la masa el día anterior para que esté completamente fría y sea más agradable a la hora de trabajar, lo dejo a vuestra elección, eso sí, almenos tendrá que estar un par de horas en la nevera.

Precalentamos el horno a 200ºC (sin ventilador) después bajamos a 180ªC para hornear.
Sacamos la masa de la nevera y comenzamos a hacer bolitas del tamaño de una nuez aproximadamente, aunque parezcan pequeñas inicialmente, pensad que despúes engradecen un poco al hornearlas y posteriormente al rebozarlas en el coco, así que recomiendo prudencia.
Si veis que las manos se os quedan con masa enganchada que dificulta la realización de los panellets, id lavándolas de vez en cuando y seguís trabajando.

Una vez hechas las todas las bolitas, las colocamos en una bandeja de horno, que previamente le habremos puesto un papel de hornear y sin engrasar.
Dejamos espacio suficiente entre ellas para que no se enganchen cuando se horneen.
Introducimos la bandeja a media altura en el horno, con calor arriba y abajo entre 12 y 14 minutos.
Siempre recomiendo ser prudente con los tiempos ya que cada horno es un mundo, en este caso se ha de controlar que los panellets estén algo dorados sin pasarnos, ya que si se doran en exceso no quedaran bonitos, lo interesante es que sean unas bolitas blancas al finalizar su total elaboración.

Pasado el tiempo indicado, sacar del horno y quitar la hoja que cubre la bandeja con los panellets y dejarlos enfriar tal cual sobre el mármol de la cocina o bien sobre una rejilla mientras seguimos horneando todos los demás que están pendientes, colocando papel de hornear nuevamente en la bandeja y así sucesivamente.
Una vez templados lo suficiente nos ayudaremos con una espátula y con cuidado los quitaremos del papel de horno.

En un cazo pequeño pondremos dos vasos de agua con dos cucharadas de azúcar, acercamos al fuego y calentamos hasta el punto en que el azúcar esté disuelto, no es preciso que llegue a hervir ni que hagamos un almíbar denso. Retiramos del fuego y ya estará listo.
Este jarabe nos ayudará a humedecer los panellets para que el coco rallado se pueda adherir a ellos sin problema. Dejamos enfriar un poco mientras enfrían también los panellets.

En un recipiente amplio y hondo pondremos el resto del coco rallado e iremos pasando primero los panellets por el jarabe, bañándolos bien, más o menos se han de introducir en él unos 10 segundos aproximadamente, escurrir un poco el jarabe al sacarlos del recipiente y seguidamente los ponemos dentro del bol del coco, ayudándonos de las dos manos, con las cuales iremos cogiendo un puñado de coco y rebozamos como si de nuevo hiciésemos una bola.

Aconsejo no hacer demasiada cantidad a la vez porque si ponemos muchas bolitas dentro del almíbar absorberan mucho líquido, así que mejor hacerlos como máximo con dos o tres a la vez.
Una vez rebozado el panellet lo colocamos en una bandeja limpia y con un poco de coco espolvoreado en la superficie, seguiremos haciendo lo mismo con todos los demás.

Una vez finalizado el proceso de rebozado del coco, los dejamos que sequen un poco el almíbar con el coco y pasado un cuarto de hora o algo más, ya los podremos colocar en una lata especial de galletas o un bol lo suficientemente amplio para que entren todos, forrado previamente con un papel de cocina (de hornear). Podemos espolvorear un poquito más de coco sobre ellos antes de guardarlos.
Cubrimos con film transparente, papel de plata o similar el recipiente donde los hayamos colocado. Es aconsejable guardar dicho recipiente bien cerrado en una bolsa de plástico y atarla para que no les entre aire y no endurezcan, así conseguiremos el efecto contrario, que se vuelvan más blanditos y agradables a la hora de morder.

Espero que os resulte entretenida su elaboración, ya que cuando veáis el resultado será de lo más gratificante y en especial para aquellos que puedan disfrutar de su degustación.

Buen provecho!!!

PANELLETS DE PIÑONES







Los Panellets son un dulce típico de Cataluña, Aragón, Valencia, Islas Baleares y Andorra que tradicionalmente se preparan para el día 1 de noviembre, en la festividad de Todos los Santos o la Castañada.
Al ser un dulce tan energético  (como las castañas y boniatos, también típicos para la misma fecha) resultaban muy útiles en ese día tan señalado ya que gran parte de la población solían hacer vigilia.

Los panellets datan del siglo XVIII cuando se usaban como comida bendecida para compartir después de las celebraciones religiosas.
Se cree que tienen su origen en el norte de Europa, donde a consecuencia del intenso frío se hacía necesario un alimento rico en calorías y así soportar mejor la larga noche de difuntos, pero también hay quien aboga en que su origen reside en la repostería árabe por su composición a base de almendras y por los antecedentes de dicha cultura en este país.

Después de esta introducción por la historia y origen de estos deliciosos dulces, voy a dar paso a su elaboración y a ponernos en marcha...comenzamos!!!



INGREDIENTES

500 gr. de almendra molida.
350 gr. de azúcar blanco (preferiblemente pasado por el molinillo para dejarlo tipo azúcar glas).
250 gr. de boniato asado.
3 yemas de huevo.
1 clara.
Ralladura de 1 limón.
600 gr. de piñones.


PREPARACIÓN

Precalentamos el horno a 200ºC y asamos los boniatos con antelación suficiente para que estén fríos y se puedan trabajar. Yo suelo asarlos la noche anterior a realizar los panellets, o bien se pueden hacer a primera hora de la mañana si nos vamos a poner a hacerlos por la tarde, lo importante es que estén fríos para poderlos pelar y hacer un puré con la carne. Reservamos.

En un bol amplio batimos las yemas y la clara de huevo con unas varillas. Seguidamente añadimos el puré de boniato y la ralladura de limón mezclándolo bien, en este caso mejor con una cuchara de palo ya que las fibras del boniato se quedaran enganchadas en las varillas.
Volcar en el bol la almendra molida, el azúcar y seguir mezclándolo, casi mejor llegado este punto que lo hagamos con la mano porque la masa tendrá una consistencia enganchosa y no trabajaremos bien con la cuchara de madera.

Una vez mezclados todos los ingredientes taparemos con un film transparente el bol y lo colocaremos en la nevera para que enfríe bien la masa y sea algo más manejable.
Aquí también tenemos la opción de preparar la masa el día anterior a su preparación para que esté completamente fría y sea más agradable de trabajar, lo dejo a vuestra elección, eso sí, almenos tendrá que estar un par o tres de horas en la nevera.

Precalentamos el horno a 200ºC (sin ventilador) después bajamos a 180ªC.
Sacamos la masa de la nevera y comenzaremos a hacer bolitas del tamaño de una nuez aproximadamente, aunque parezcan pequeñas inicialmente, pensad que despúes con los piñones engradecen y al hornearlas aún creceran un poquito, así que recomiendo prudencia.

En un recipiente amplio y hondo pondremos los piñones e iremos pasando las bolitas de masa al bol de los piñones para rebozarlos, eso sí, tendremos que ayudarnos de las dos manos cogiendo un puñadito de piñones y ayudaremos a rebozar como si de nuevo hiciésemos una bola. Una vez rebozado el panellet lo colocamos en una bandeja de horno, que previamente le habremos puesto un papel de hornear. Los panellets se colocan en la bandeja sin engrasar.
Dejaremos espacio suficiente entre ellos para que no se peguen cuando se horneen.

Antes de introducir en el horno pincelaremos todos los panellets con yema de huevo y seguidamente introducimos la bandeja a media altura en el horno, con calor arriba y abajo entre 14 y 15 minutos.
Siempre recomiendo ser prudente con los tiempos ya que cada horno es un mundo, en este caso se ha de controlar que los panellets estén algo dorados y que se empiezan a agrietar un poquito, es indicador de que están en su punto.
Si vemos que no están muy dorados podremos darle un punto de color dejándolos 1 o 2 minutos en el hornos con tan solo la posicíon de gratinador o grill (es opcional).

Sacar del horno y quitar la hoja que cubre la bandeja con los panellets y dejarlos tal cual enfriar sobre el mármol de la cocina o bien sobre una rejilla mientras seguimos horneando todos los demás que están pendientes.
Una vez templados lo suficiente nos ayudaremos con una espátula y con cuidado los quitaremos del papel de horno y los depositamos en una lata especial de galletas o un bol lo suficientemente amplio para que entren todos.

Una vez bien fríos todos los panellets, cubriremos con film transparente, papel de plata o similar el recipiente donde los hayamos colocado. Es aconsejable colocar el recipiente cerrado dentro de una bolsa de plástico y atarla para que no les entre aire y no endurezcan, así conseguiremos el efecto contrario, que se vuelvan más blanditos y agradables a la hora de morder.

He de decir que son algo entretenidos pero no ocupan un día entero por suerte y sobretodo la satisfacción de poderlos degustar acompañados de un buen moscatel (yo escojo un buen Pedro Ximenez)  es algo que no tiene precio.
Y para los más atrevidos os invito a hacer los panellets de coco que ahora en breve publicaré, son unos bocaditos tan finos que no puedes parar de comer...quien se anima??

Buen provecho!!!


BRIOCHE DE NARANJA Y CHOCOLATE





Las masas son mi debilidad y pese a que aún por fechas no acompaña entrar en la cocina con rodillo en mano y amasar, yo he decidido sucumbir a esta tentación aparcada de hace tiempo.
Pues bien, hoy os traigo un riquísimo brioche, tierno, aromático con su naranja confitada, agua de azahar y con algunas calorías más de la cuenta...pero que sería de los gimnasios si no hubiese excesos?? jajajaja
Pues manos a la obra y a darle forma a este rico manjar, que en menos de lo que pensáis lo tendreis listo para disfrutar.


INGREDIENTES

600 gr. harina de fuerza.
130 gr. de azúcar.
110 gr. de zumo de 1 naranja (o agua, leche o nata líquida).
40 gr. de agua de azahar o anís dulce.
20 gr. de levadura fresca prensada de panadero.
130 gr. de mantequilla en trozos a temperatura ambiente. 
4 huevos.
Una pizca de sal.
50 gr. de naranja confitada en trocitos. 
Ralladura de una naranja.
100 gr. de pepitas de chocolate.
1 huevo para pintar el brioche.


PREPARACIÓN

En un cazo calentamos los líquidos (zumo de naranja y agua de azahar) a 37º , es importante hacer uso de un termómetro de cocina para no excedernos en la temperatura y no degradar la levadura, ya que no acabaría haciendo su función correctamente.
En un recipiente amplio y hondo disponemos la ralladura de naranja, la mantequilla en trocitos (importante que esté a temperatura ambiente para que pueda diluirse al máximo) la levadura desmenuzada y con una mano lo mezclamos todo bien, insistiendo en los trocitos de mantequilla y levadura mientras con la otra mano aguantamos el recipiente.
Añadimos los huevos batidos, el azúcar y la naranja confitada. Seguimos mezclando bien hasta que el azúcar se disuelva ligeramente.

Una vez mezclado añadimos la pizca de sal y la harina, mezclando de nuevo con la mano hasta que la masa ligue perfectamente y se desprenda de las paredes del molde. Esto será en pocos minutos y sin necesidad de hacer demasiado esfuerzo, todo y que aconsejo que la masa la amasemos con energía dentro del bol para airearla, siempre es un punto positivo para un resultado esponjoso.
Si tenéis la opción de hacer este paso con una amasadora os asegurareis de airearla bien sin necesidad de cansaros.

Dejamos reposar la masa bien tapada con film transparente y un paño de algodón sobre él sin presionar, en un lugar cálido y sin corrientes de aire (muy importante este punto, ya que una corriente de aire no permite subir la masa).
Dejaremos subir la masa hasta que doble su volumen (en verano será mucho más rápido, en una hora o algo menos estará lista, en invierno habrá que dejarla almenos un par o tres de horas).

Una vez la masa está lista para ser trabajada, la sacamos del bol y la colocamos sobre la mesa o el mármol de la cocina enharinado. Dividimos la masa en dos partes iguales (o bien podemos hacer dos brioches, en ese caso dividiremos en 4 porciones iguales).


                   


Realizamos dos (o cuatro cilindros si optamos por uno o dos brioches) de la misma longitud y los aplanamos ligeramente para poder colocar las pepitas de chocolate en su interior.










Una vez repartidas las pepitas de chocolate a partes iguales (y guardando unas cuantas para decoración) enrollamos la masa sobre sí misma para obtener de nuevo un cilindro pero relleno.
Sellaremos bien la puntas ejerciendo un poco de presión y evitar que se abra o salgan las pepitas.




Una vez enrollados los cilindros los juntamos uno al lado del otro y presionamos ligeramente las puntas para que no se desprendan a la hora de manipular. La zona sellada la pondremos hacia abajo para que no se vea o se pueda abrir al hornear.
Enrollamos los dos cilindros sobre sí mismos obteniendo uno solo con forma trenzada.






Una vez trenzados haremos un rosco y sellaremos los extremos e intentamos dejarlos hacia abajo por el mismo motivo que hemos hecho anteriormente. 
Dejamos levedar (fermentar) el rosco sobre un papel sulfurizado y colocado sobre la bandeja que llevaremos más tarde al horno. Lo dejamos crecer de nuevo hasta que doble su volumen, forrandolo con papel de hornear y un paño de algodón fino sobre este. Tendremos en cuenta nuevamente que el lugar de reposo ha de ser cálido y que no haya corrientes de aire, yo lo coloco dentro del horno apagado.




Precalentamos el horno a 180º.
Una vez que el rosco está bien gordito y el horno a la temperatura adecuada, pintamos con huevo batido y decoramos con unas pepitas de chocolate anteriormente reservadas.




Colocamos con cuidado de no dar golpes, la bandeja en el horno en la posición inmediatamente por debajo de la mitad pero no a ras de suelo. El hecho de no dar golpes es porque las masas corren peligro de bajarse y quedar apelmazadas una vez finalizda la cocción, por tanto hay que tratarlas con mucho mimo.
Horneamos entre 15-20  minutos ya que va en función de cada horno. En mi caso la altura utilizada es la que os comentado anteriormente y lo dejo alrededor de 17 minutos, pero para acertar os recomiendo que a los 15 comprobeis con la ayuda de una espátula si el suelo del brioche está dorado.
Si es así y la superfície también está dorada y si al golpear ligeramente con una espátula sobre el brioche, su sonido es hueco, esto es signo de que está bien cocido.
Hay que ser prudentes con la cocción ya que si nos pasamos quedaría seco y en un día la consisténcia sería algo más apelmazada.





Una vez horneado nuestro brioche lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla en alza y sin corrientes de aire.







Cuando haya enfriado lo cubriremos bien con papel de plata y dentro de una bolsa de plástico anudada para que no entre aire y se endurezca. De esta forma lo podéis conservar hasta el día siguiente si es que eso es posible jajajaja, en caso de consumirlo de seguida, lo podeis acompañar con un café, leche, zumo o lo que más os guste...
Os garantizo que está rico rico y es de lo bueno lo mejor!!!

Buen provecho!!!!





"MADELEINES" CON AGUA DE AZAHAR





                                       

Estas pequeñas delicias que os traigo hoy tienen demasiado peligro, son suaves, esponjosas, de tamaño pequeñito para podernos excusar y repetir tantas veces como queramos...insisto, un peligro!!!! que acompañadas con café, te o solitas son deliciosas.

Veréis que tienen una bonita forma de concha, con un estilo antiguo que a mi me ha conquistado y que a día de hoy se ha podido recuperar gracias a unos moldes que podréis encontrar tanto en formato metálico como en silicona. Yo me decanto por el modelo metálico, aunque no abundan tanto como los de silicona, así que os facilito el link para poderlos conseguir sin problema. Se trata de la muy conocida página de Amazon.
Para acceder haz clic AQUÍ.



Aconsejo comprar dos bandejas ya que podréis hornear 24 "madeleines" en cada hornada, rentabilizando el consumo de luz y tiempo.

Despúes de la presentación, vamos allá y veréis que sencillas son de hacer, mucho más que las tradicionales madalenas con su papel rizado.



INGREDIENTES

240 gr. de harina blanca de repostería.
2 cucharaditas de levadura en polvo (Royal)
4 huevos.
240 gr. de azúcar blanca (yo he hecho servir azúcar de caña ecológica, tiene un tono doradito pero lo suficiente para mantener la masa blanquita y no oscurecerla).
2 cucharaditas de aroma de azahar.
2 cucharaditas de extracto de vainilla pura (en pasta).
240 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente.

Mantequilla para engrasar el molde.
Azúcar glas para espolvorear.



PREPARACIÓN

Precalentamos el horno a 200ºC.
Engrasamos el molde de las "madeleines" con la ayuda de un pincel de repostería, yo he utilizado uno de silicona que va perfecto y reservamos.

En un bol tamizamos y reservamos la harina con la levadura en polvo.
En otro bol batimos con unas varillas eléctricas los huevos con el azúcar a velocidad media hasta que estén espumosos y hayan blanqueado un poco, entonces añadimos el aroma de azahar y el extracto de vainilla. Aumentamos la velocidad de la batidora y continuamos batiendo unos 5 o 6 minutos más hasta conseguir que aumenten de volumen y blanqueen algo más los huevos.

Añadimos la mantequilla a temperatura ambiente (importante que esté bien blandita, almenos que haya estado una o dos horas fuera de la nevera ya que sino no se integrará bien a la masa)  batimos unos 2 o 3 minutos más, finalizando con la mezcla de harina y levadura, un poquito más tendremos que batir hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.
Llevamos el bol con la masa bien tapado con un film transparente a la nevera, almenos un par de horas para que enfríe bien. Este paso es importante para darle potencia a la subida y esponjosidad de la masa (al igual que las madalenas tradicionales, que con este paso conseguimos un buen copete).

Rellenamos los moldes de las "madeleines" hasta las tres cuartas partes de su profundidad. Podemos rellenar una manga pastelera grande e ir cubriendo los huecos de una forma más rápida, pero si no disponemos de ella, lo haremos como toda la vida, con una cuchara y paciencia.

Introducimos las bandejas en el horno, a media altura con calor arriba y abajo, sin ventilador de aire (recordad que en este caso se ha de reducir el tiempo de cocción pero también corremos el riesgo de que queden un poquito más secas ).

Horneamos unos 10 minutos aproximadamente, aunque cada horno es un mundo como siempre os recuerdo, así que aconsejo que a los 8 minutos controlemos las bandejas. Los bordes han de estar ligeramente dorados y la superficie habrá aumentado de volumen adquiriendo forma de copete. Cuando veamos que esto ocurre hemos de retirar las bandejas del horno.

Volcar inmediatamente las bandejas sobre el mármol de la cocina o sobre un paño y seguidamente colocar las "madeleines" sobre una rejilla en alza hasta que enfríen completamente, con el dibujo de la concha hacia arriba.
Una vez frías espolvoreamos azucar glas con la ayuda de un colador hasta que queden con aspecto nevado (me encanta esta parte del proceso, dan ganas de morderlas a todas!!!!)

Colocamos nuestras deliciosas "madeleines" en una cajita metálica para galletas o madalenas, envueltas en papel de seda y las taparemos bien (lo más herméticas posibles). Si no disponeis de cajita, las podeis colocar en un bol amplio bien envueltas en papel y dentro de una bolsa de plástico bien atada para que no les entre aire, ya que las reseca y endurece.
Recomiendo mantenerlas bien tapadas para que se vuelvan blanditas, de un día para otro obtendremos este resultado.

Ya están listas para acompañar como más os gusten, para desayunar, merendar, con un café o un te e incluso si no queréis pecar demasiado las podéis regalar en una cajita pequeña de repostería o bien en una bolsita adecuada de celofán con un lacito, quedaréis como reinas o reyes.

Deseo que os gusten tanto como a mi y las disfrutéis.
Buen provecho!!!!



                                         


TARTA DE SANTIAGO





                                       
La Tarta de Santiago es una tarta que se prepara tan solo con almendras molidas, huevos y azúcar, aunque ocasionalmente se le puede añadir ralladura de limón y canela para dar un toque más aromático, pero jamás ha de llevar harina!!! pese a que las industriales si que la incluyen, además de gasificante (Royal).
El resultado ha de ser el de una tarta densa con un sabor muy intenso a almendra.

Su receta se encuentra bajo Indicación Geográfica Protegida, por ello las proporciones de sus ingredientes ha de ser la indicada bajo su registro.
La proporción de almendra y azúcar debe estar en un 33% y 37.5 % y la de huevos entre un 33% y 25%.

Después de toda esta información que es muy interesante, voy a dar paso a su preparación que es lo más importante...así que mucha atención y sobretodo preparadla con mucho mimo y amor.

(Para un molde desmontable de 23 cm).
Importante respetar la medida del molde ya que la repostería es una ciencia exacta y podría variar el resultado (en caso de usar otro molde, deberíamos modificar el tiempo de horneado)

INGREDIENTES

5 huevos grandes.
250 gr. de azúcar.
250 gr. de almendra molida del tipo Marcona.
1/2 cucharadita rasa de canela molida.
Ralladura de 1/2 limón.
1 chupito de orujo de hierbas (yo he puesto el casero que hacen mis padres).
Azúcar glas para decorar la tarta.

Plantilla de la Cruz de Santiago (al final de la receta os dejo un enlace para que la podáis descargar, imprimir y crear...una vez hecha la podéis guardar para futuras ocasiones).


PREPARACIÓN

Precalentar el horno a 180º con el calor arriba y abajo. Haremos uso del ventilador de aire caliente (muy importante).

Untamos el molde desmontable o bien si tenemos un molde de una pieza, recortamos un trozo de papel de hornear colocandolo en la base, untandolo con mantequilla y reservamos.

En un bol  amplio mezclamos los huevos y el azúcar con la ayuda de unas varillas hasta que blanqueen y estén bien espumosos. Este proceso lo realizaremos hasta que doblen su volumen.


 


Añadimos la ralladura de limón, la canela molida y el chupito de orujo mezclando bien un par de minutos más y seguidamente la almendra molida.



Mezclaremos la almendra con una espátula hasta integrarla completamente con movimientos envolventes.




Vertemos la masa en el molde reservado y horneamos 35 minutos hasta que la superficie esté bien doradita.



Los últimos 10 minutos tapamos la tarta con papel de aluminio para que no se nos queme, aunque cada horno es un mundo.

En algún caso necesitaremos hornear 40 minutos e incluso en algún otro algo menos, por tanto, hay que comenzar a comprobar si nuestra tarta está cocida, para ello la pincharemos con un palito de brocheta en el centro y ha de salir totalmente limpia sin restos de masa.
Esta comprobación la haremos a los 30 minutos de cocción para ser previsores.
Nos hemos de asegurar que nuestra tarta está cocida totalmente. Pero paralelamente a esto, tendremos cuidado con no dejar la tarta que se cueza en exceso ya que quedaría muy seca y no es aconsejable.

Veréis que crece en el horno pero al sacarla y enfriarse pierde volumen.
Una vez horneada la colocamos sobre una rejilla y pasados 10 minutos (no más ya que puede quedarse adherida en el molde) la desmoldamos y dejaremos enfriar totalmente.

Una vez bien fría colocaremos la plantilla de la cruz de Santiago en el centro de la tarta y espolvoreamos generosamente con azúcar glas, seguidamente retiramos con sumo cuidado la plantilla para no deformar el dibujo.

Es aconsejable dejar reposar la tarta de un día para otro para que los sabores estén en su total esplendor.
Acompañaremos nuestra tarta con un buen orujo de hierbas bien fresquito...podréis comprobar que es un pedacito de cielo.

Espero que os haya gustado la receta y que no dudéis en hacerla, es muy sencilla.


Buen provecho!!!!





Aquí os dejo el enlace del blog "webosfritos" para que os descarguéis la plantilla del la Cruz de Santiago, es muy práctica para decorar la tarta y podréis aprovecharla perfectamente para muchas ocasiones si la hacéis en cartulina.
Espero que os sea útil, haced click en el enlace siguiente:  "PLANTILLA CRUZ DE SANTIAGO"


























LECHE FRITA






La leche frita es un postre tradicional presente en el recetario de nuestras madres y abuelas gallegas, muy utilizado en fiestas de Semana Santa.
Recomiendo que se consuma templado y no frío ya que su textura es más suave y fina.
En cada casa se le da un toque diferente en función del cocinero/a, pero el resultado siempre es el mismo, es decir, exquisito!!!
El secreto de este postre es sin duda su sencillez y el hecho de utilizar ingredientes de primera calidad le da el toque estrella por exceléncia.


INGREDIENTES

Para hacer la leche frita:

400 ml. de leche entera.
35 gr. de harina de Maizena.
80 gr. de azúcar.
La cáscara de un limón.
Un palo de canela.

Para el rebozado:

Harina.
Huevo batido.
Azúcar.
Canela en polvo.


PREPARACIÓN

Hay dos trucos para que nuestra receta salga exquisita.
En primer lugar hay que preparar la leche con mucho sabor, muy aromatizada y para poder conseguirlo hemos de infusionar el azúcar con el palo de canela y 300 ml. de leche.
Cuando comienze a hervir, apagamos el fuego (y damos paso al primer truco para conseguir un sabor concentrado) tapamos el recipiente, dejándolo reposar de 15 a 20 minutos.

Trascurrido el tiempo colamos la leche infusionada y la reservamos.
Seguidamente en los 100 ml. restantes de leche (que habremos dejado en la nevera para que se mantenga bien fría) disolvemos la harina de Maizena asegurándonos de no dejar ningún grumo.
Vertemos la mezcla sobre la leche infusionada, colocamos el recipiente en el fuego y removemos bien todos los ingredientes hasta que estén bien integrados.

Pondremos de nuevo al fuego el recipiente, hemos de tener presente que la temperatura ha de ser muy suave para evitar que se espese la mezcla demasiado deprisa.
El segundo truco es el siguiente, el hecho de cocinar la mezcla a fuego muy suave sin dejar de remover, hará que consigamos que la harina se cocine bien y obtenga mejor sabor.
También evitaremos que se agarre la crema en el recipiente, arruinándonos el sabor. Transcurridos unos 20 minutos de cocción, nuestra mezcla estará en su punto (si observamos algún grumito podremos pasarle la batidora para poder afinarla).

Volcamos la crema en un recipiente rectangular y un poco alto, cubriendo con film transparente y asegurando que este queda en contacto con la superficie para evitar que genere "costra". (Es conveniente que no sea muy largo el recipiente para asegurarnos a la hora de cortar la masa que nos queden porciones un poquito gruesas)

A continuación colocamos la crema en la nevera y la dejaremos enfriar durante 4 horas o bien es preferible dejarlo de un día para otro.
Una vez fría la masa, la cortamos con un cuchillo en porciones cuadradas o rectangulares (podemos mojar con agua la hoja del cuchillo para que deslize mejor a la hora de hacer el corte).
Pasamos las porciones de masa por harina, huevo batido y seguidamente las freiremos en una sartén con aceite abundante y bien caliente. A medida que vayamos retirando las porciones de la sartén, las depositaremos sobre papel absorvente para eliminar el exceso de aceite y una vez templadas las rebozamos en azúcar y espolvoreamos con canela.

Espero que os guste, buen provecho!!!














BUÑUELOS DE SEMANA SANTA





Creo que mi amiga la báscula y yo no nos vamos a ver en unos cuantos días...hoy no ha habido freno, comida familiar típica de estas fechas con las recetas de mi madre que tanto añoras a lo largo del año y que cuando llega el día no puedes parar de comer...esos garbanzos con bacalao, ese delicioso arroz con leche y canela, uuummm...y llego yo para rematar con unos buñuelos tiernos como la espuma a los que nadie se ha podido resistir, en fin, un atracón del cual he salido pensando en no querer comer el resto del año...
Pese a todo he tenido la fuerza suficiente para compartir con vosotros estos trocitos de cielo que se dejan comer solitos!!!
Podéis optar por añadir anís, pero os puedo asegurar que sin él estan tremendos!!!


INGREDIENTES

300 gr. de calabaza con piel y sin semillas.
125 gr. de harina.
1/2 cucharada de levadura Royal.
2 claras de huevo.
2 yemas de huevo.
Ralladura de medio limón.
1 cucharada colmada de azúcar moreno.
100 ml. de agua.
Una pizca de sal.
Aceite de oliva para freír.
Azúcar y canela para rebozar.
(opcional, 4 cucharadas de anís dulce).


PREPARACIÓN

En primer lugar y con unas horas de antelación, asaremos la calabaza en el horno a 180 grados hasta que esté bien blandita. Una vez hecha la retiramos del horno y la dejamos enfriar.
Si no tenéis tiempo para asar la calabaza en el horno, la podréis preparar en 12 minutos aprox. al microondas a 800 W, tapada y cuando esté blandita se saca y se deja enfriar un poco. Quitaremos la piel y chafaremos la carne. Es importante dejar escurrir la pulpa de la calabaza en un escurridor para que pierda la máxima cantidad de agua mientras se va preparando el siguiente paso.

En un recipiente tamizamos la harina con la levadura, haremos un hueco en el centro y pondremos las yemas, el azúcar y la ralladura de limón. Mezclamos bien los ingredientes con una espátula y seguidamente se añade el agua, removemos bien y reservamos la mezcla.

En otro recipiente montamos las claras a punto de nieve con una pizca de sal, ayudándonos con unas varillas eléctricas.
Añadimos la carne de la calabaza (y el anís, si habéis optado añadirlo) al recipiente de la harina y mezclamos bien con ayuda de las varillas, seguidamente volcamos las claras montadas con ayuda de una espátula y realizando movimientos envolventes para evitar que se bajen e integraremos bien todos los ingredientes. Reservamos.

Ponemos una sartén con aceite abundante al fuego y cuando esté bien caliente añadiremos cucharadas de masa, con mimo y delicadamente para que nuestros buñuelos salgan redonditos.
Freímos a fuego medio-alto durante unos minutos hasta que estén doraditos.
Los iremos retirando de la sartén y los colocaremos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Una vez estén todos los buñuelos fritos y escurridos, los pasaremos por un bol con azúcar y después los espolvoreamos con canela, colocándolos finalmente en la bandeja que los vayamos a servir.

Lo importante es no comerlos en caliente, pero yo no pude evitarlo jejejejeje...os recomiendo muchísimo que los preparéis. Estos buñuelos sin anís son muy apropiados para las fechas del Día de Todos los Santos y con anís en cualquier momento... así que os podréis dar un homenaje dos veces al año como mínimo con muy buena excusa!!!
Buen Provecho!!!

TARTA DE TIRAMISÚ






Este fin de semana hemos celebrado en família el cumpleaños de mi padre, la verdad que no me decidía por una tarta concreta, pero finalmente me he decantado por esta que os presento hoy, ya que la tenía en mi lista de recetas pendientes...además resulta bastante rápida de hacer y si no tenéis demasiado tiempo, es perfecta!!!
Para mi ha sido una gran satisfacción ya que mi familia no es demasiado golosa y os puedo asegurar que la tarta voló entera!!! Mis padres repitiéndo, no me lo podía creer!!!
Así que no creo que haya de añadir nada más para que os podáis hacer a la idea del triunfo que he tenido...un bizcocho tierno y esponjoso que se derrite en la boca con el toque suave y ligero a café y avellana...rematando la explosión de sabores con el sutil aroma de cacao que la cubre...os atrevéis??


Esta tarta tiene la opción de hacerse en brazo de gitano (realizando la forma de hacerlo como en la receta del "Tronco de Navidad" de este blog pero adaptando las medidas e ingredientes de esta receta) o bien en tarta haciéndo la base de bizcocho tradicional con el toque de chocolate que os explicaré seguidamente.
He optado por un molde de 22 cm. de diámetro.


INGREDIENTES

Bizcocho
-5 huevos.
-100 gr. de azúcar (yo he utilizado azúcar moreno).
-Una pizca de sal.
-25 gr. de mantequilla fundida.
-1 cucharadita de postre de miel.
-1 cucharadita de postre de vainilla líquida o azúcar avainillado.
-100 gr. de harina.
-25 gr. de cacao en polvo, tipo la taza.
-1 sobre de levadura tipo Royal.

Relleno
-3 láminas de gelatina o 1/2 sobre de gelatina neutra en polvo.
-250 gr. de nata para montar (ha de estar bien fría y a ser posible de 35,1% M.G.).
-250 gr. de queso mascarpone.
-50 gr. de leche (yo he puesto leche vegetal).
-100 gr. de azúcar.
-cacao puro para espolvorear.

(Si os gusta bastante cantidad de crema para el relleno, podéis doblar las medidas).

Almíbar
-100 gr. de agua.
-75 gr. de azúcar.
-5 gr. de nescafé soluble (1 cucharada sopera).
-50 gr. de licor de avellana (con o sin alcohol) yo he utilizado "Frangelico".


PREPARACIÓN

Bizcocho
Precalentamos el horno a 180º.
Blanqueamos los huevos con el azúcar y la pizca de sal con las varillas hasta que estén espumosos y doblen su volumen.
Añadimos la mantequilla fundida pero templada, la miel, la vainilla, el cacao, la harina y la levadura (estos tres últimos ingredientes tamizados) mezclamos todo con las varillas hasta que no queden grumos y a velocidad media.
Engrasamos el molde con mantequilla y espolvoreamos con harina, seguidamente verteremos la mezcla en él.
El bizcocho se tendrá que hornear unos 30 minutos aprox. pero como siempre os comento, cada horno es un mundo y lo tendréis que adaptar a él, así que a los 25 minutos ya podéis empezar a controlarlo un poquito.
Una vez cocido el bizcocho lo sacaremos del horno y pasados 10 minutos lo desmoldamos con cuidado y lo dejaremos enfriar sobre una rejilla.

Relleno
En un recipiente con agua fría, pondremos a remojar las hojas de gelatina.
Montamos la nata con las varillas y añadimos el mascarpone mezclándolo unos dos o tres minutos más y reservamos.
Calentamos la leche con el azúcar y seguidamente fuera del fuego añadimos la gelatina remojada y escurrida (que ha de estar blandita) removiéndola bien para que se diluya y dejamos templar.
Una vez templada la gelatina con la leche, la añadiremos a la nata con mascarpone reservada y la mezclaremos con las varillas un par de minutos más.
Taparemos el bol con un film transparente almenos 2 horas para que enfríe bien la crema y tome cuerpo. También se puede hacer de un día para otro.

Almíbar
En un cazo pondremos el agua con el azúcar, el café y el licor de avellana dejándo que de un hervor, lo retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Montaje de la tarta
Una vez se ha enfriado el bizcocho lo cortaremos en dos o tres planchas (opcional) con un cuchillo largo dentado o bien con una lira de reposteria (esta opción es la más acertada para realizar un corte limpio y no romper el bizcocho).
Con una espátula de silicona pincelamos las planchas con el almíbar repartiéndolo bien. Rellenamos la tarta con la crema de mascarpone y se puede finalizar la última capa con bizcocho solamente o bien con crema, seguidamente espolvoreamos sobre la tarta con el cacao en polvo de forma generosa. Aconsejo que se utilice un colador y con ligeros golpecitos espolvorear el cacao, de esta forma quedará muy uniforme en toda la superfície.
Servir bien frío.

Esta tarta al no llevar huevo en la crema puede durar varios días en la nevera sin que se deteriore y para algún atrevido también se puede congelar, pero esta opción yo no la contemplo ya que no hay nada más sabroso que una tarta recién hecha.
Espero que os haya gustado, estoy segura que triunfaréis al igual que lo he hecho yo...

Buen provecho!!!



















MUG CAKE DE CHOCOLATE




El Mug Cake es un bizchocho que se prepara dentro de una taza y se cuece en dos minutos al microondas, es la última moda y está generando sensación!!!
Este bizcochito tiene un requisito indispensable, comérselo antes de que se enfríe por completo...

Esta receta es la medida adecuada para una taza de 250 ml, es una ración muy generosa para una merienda, así que los más golosos os podréis dar un buen homenaje!!! pero si no lo sois tanto, podéis repartir la cantidad en dos tacitas de te de 125 ml. cada una.
Esta receta es apta para celíacos porque lleva harina de maíz.



INGREDIENTES

1 cucharada de aceite de oliva o mantequilla.
4 onzas de chocolate de cobertura (yo he utilizado el de Nestle Postres).
1 huevo.
1 y 1/2 cucharadas de Maizena (o 1 de Maizena y 1 de almendra molida).
2 cucharadas soperas de azúcar moreno o blanco.
1/2 cucharadita de levadura Royal.
1 cucharada sopera de agua o de zumo de naranja.


PREPARACIÓN

En un bol adecuado para microondas pondremos el aceite (o mantequilla) con el chocolate troceado, calentaremos durante medio minuto y sacaremos del  microondas. Removeremos con un tenedor hasta que esté bien derretido el chocolate. Si fuese preciso calentarlo un poco más, lo haremos 10 segundos vigilando que no se nos queme el chocolate.

Seguidamente agregaremos el azúcar y lo mezclaremos bien con el tenedor. A continuación añadiremos el huevo y el agua o zumo de naranja y batiremos con energía para integrar bien los ingredientes.
Incorporamos la harina (o la harina con la almendra molida) la levadura Royal y de nuevo mezclaremos bien con el tenedor.

Pondremos la mezcla en una taza de una capacidad de 250 ml. o dos de 125 ml, con cuidado de no manchar los bordes, si es así los limpiaremos antes de hornear.
Nos aseguraremos que no llenamos la taza hasta el borde, han de quedar unos cuatros dedos aproximadamente de margen ya que subirá más tarde nuestro mug cake y se podría desbordar de la taza.

Colocamos la taza en el plato del microondas, pero no en el centro sino en el borde del plato.
Seleccionamos 800W de potencia y cocinaremos durante 1 minuto.
Abrimos el microondas y giramos la taza 180 grados pero dejándolo en el mismo lugar y lo bajaremos a 600W de potencia y cocinamos un minuto más. El hecho de girar la taza es para que pueda subir de forma equilibrada por todos los lados de la taza y no nos quede torcido el mug cake.

Sacamos la taza del microondas y dejamos reposar unos dos minutos para que se temple un poquito, lo podemos decorar con azúcar glas y servimos en seguida ya que se come templadito con una cucharilla.

Espero que os guste esta nueva modalidad de bizcochito, apetecible a cualquier hora por su sencillez y sobretodo rapidez.
Buen provecho!!!




















BIZCOCHO DE NATA



Os presento una sencilla receta de bizcocho de nata, sí, de nata pero no relleno de ella, sino como ingrediente principal en su preparación.
Este es un delicioso bizcocho ideal para desayunar, con un toque muy aromático a limón y una textura firme y a la vez esponjosa. Podéis variar la ralladura de limón por cualquier otro cítrico que os guste más, sea naranja, mandarina, pomelo...es una forma divertida de variar la receta sin modificar su eséncia. 
Como siempre, os animo a probar...será un éxito asegurado!!!

La receta está adaptada para un molde redondo desmontable de 20 cm. de diámetro.

INGREDIENTES

200 gr. de nata para montar (yo he usado la de 35% materia grasa).
200 gr. de azúcar.
3 huevos.
Ralladura de un limón.
250 gr. de harina tamizada.
12 gr. de levadura en polvo (Royal).
Una pizca de sal.
Azúcar glas para adornar.


PREPARACIÓN 

Precalentamos el horno a 170 grados con calor arriba y abajo.
Engrasamos el molde con mantequilla y espolvoreamos con harina, eliminando la sobrante con suaves golpecitos.

Separar las yemas de las claras y reservar estas últimas en un cuenco aparte.
Pondremos la nata y el azúcar en un recipiente y batiremos unos 5 minutos con las varillas hasta obtener una crema suave, no habrá que montarla. 
Sin dejar de batir echaremos en el cuenco las yemas y la ralladura de limón, batiendo sin parar unos 3 o 4 minutos más.

Añadimos la harina tamizada con la levadura en polvo y batiremos tan solo hasta que estén todos los ingredientes bien mezclados (es importante que la harina esté tamizada ya que dará más esponjosidad 
al bizcocho) y reservamos.
Añadimos una pizca de sal a las claras y las montaremos a punto de nieve hasta que estén bien firmes.
Incorporamos las claras a punto de nieve a la masa que tenemos reservada y terminaremos de mezclar con una espátula realizando movimientos envolventes hasta conseguir una masa esponjosa.

Vertemos la masa en el molde y hornearmos unos 35 o 40 minutos (aunque lo mejor es comprobarlo pinchando el bizcocho con un palillo, si este sale limpio estará en su punto, de lo contrario habrá que dejarlo cocer un poquito más revisándolo cada dos o tres minutos). Hago mención sobre el tiempo de cocción porque cada horno es un mundo y tendremos que adaptar la cocción a él.
Una vez cocido sacaremos el bizcocho a una rejilla y en cuanto se temple desmoldamos y espolvoreamos con azúcar glas, ayudándonos de un colador ya que de esta forma quedará uniforme por toda la superficie.

Nota: No habras el horno dentro de los primeros 25 minutos ya que corre el peligro de poderse hundir.
Espero que os guste...buen provecho!!!



TORRIJAS





Las torrijas, plato típico e indispensable de las sobremesas cuando llegan los carnavales o Semana Santa. Solo de pensar en darle un mordisquito a esta delicia, no he podido evitar hacer una buena bandeja y compartirlas con la familia.
Este es uno de tantos recuerdos gastronómicos de mi infancia. Mi madre nunca ha dejado pasar por alto unas buenas torrijas en esta época del año, así que de nuevo hoy le dedico a mi madre este delicioso y sabroso pedacito de cielo espolvoreado de canela...



INGREDIENTES

700 ml. de leche entera.
300 ml. de nata líquida (a ser posible de 35.1%).
120 gr. de azúcar blanco.
Pan de barra gruesa o de hogaza de un día o dos antes.
Aceite de oliva suave.
2 cáscaras de limón.
Un palito de canela.
4 huevos para rebozar.
Canela en polvo.
Azúcar para espolvorear.


PREPARACIÓN

Cortamos el pan en rebanadas gruesas y las colocamos en fila en una bandeja amplia y honda, no debemos de apilar el pan ya que cuando le pongamos la leche se pueden romper las rebanadas al manipularlas. Reservamos.
En una cazuela ponemos la leche, la nata, el azúcar, el palito de canela, una cáscara de limón y pondremos al fuego. Una vez que rompa a hervir reduciremos el fuego y mantendremos durante 2 o 3 minutos la cocción vigilando que no se pegue la leche.
Una vez pasado el tiempo retiramos la cazuela del fuego y la dejaremos templar.

Mientras se templa la leche, batimos los huevos para rebozar las torrijas y reservamos.
Retiramos la cáscara de limón y el palito de canela de la cazuela, echaremos la leche sobre el pan reservado en la bandeja. No es necesario cubrir por completo el pan, tan solo lo suficiente para empaparlo, podemos darle la vuelta con delicadeza para no romperlo.
Sin dejarlo reposar demasiado rato, sacaremos las rebanadas de pan de una en una, escurriendo un poquito el exceso de leche con las manos y las rebozaremos en el huevo batido.

En una sarten amplia pondremos aceite de oliva suave y freiremos la cáscara de limón restante para aromatizar el aceite, pero no la freiremos hasta el punto de que se queme ya que podría dar un sabor amargo a las torrijas.
Retiramos la cáscara de limón de la sarten y freiremos las torrijas. Hay que medir muy bien la temperatura del aceite, ni muy fuerte porque se quemarian muy rápidamente las torrijas ni muy flojo ya que se empararian en exceso. 

A medida que vayamos retirando las torrijas de la sarten, las colocaremos en un recipiente con papel absorvente para eliminar el exceso de aceite.
Una vez fritas todas las torrijas las espolvorearemos con azúcar y canela al gusto y serviremos.

Podemos acompañar estas deliciosas torrijas con un poco de leche, café, te, etc...son ideales para desayunar o merendar. A mi personalmente me gustan a cualquier hora, sean recién hechas o a temperatura ambiente, no tengo manías ya que están para comerselas una detrás de la otra y sin piedad!!!.
Espero que os haya gustado esta receta, buen provecho!!!.